La actividad sísmica de las últimas semanas ha tenido graves consecuencias en ciertas regiones del país. Sin duda, el temblor de hace algunos días de 8.2 grados fue uno de los más fuertes en lo que va del año, y de la década en general. El movimiento tectónico provocó luces en el cielo, pérdidas materiales y miedo generalizado. Sin embargo, en la historia ha habido otros temblores que también han tenido consecuencias devastadoras y que vale la pena recordar, en el sitio en línea del Rincón del Vago hay un compendio sobre terremotos.
El 28 de marzo de 1787 se registró el terremoto más fuerte en la historia de México, tuvo una magnitud de 8.6 grados y su epicentro se registró en las costas de Oaxaca. Debido a su antigüedad, no se tienen muchos registros sobre este acontecimiento, sin embargo, se calcula que fue catastrófico. Se le ha conocido como el tsunami mexicano, ya que provocó un oleaje de hasta 6 kilómetros en tierra firme.
Sin duda, uno de lo más trágicos y el más famoso temblor en la historia de México tuvo lugar la mañana del 19 de septiembre de 1985. Este sismo registró una magnitud de 8.1 grados con epicentro en las costas de Michoacán. Aunque no sea el más fuerte, es el que ha tenido las consecuencias más devastadoras. Se calcula que al menos 10,000 personas perdieron la vida en la ciudad de México (sin embargo, fuentes extraoficiales dicen que ese es un cálculo sumamente conservador).
Por último, el 28 de julio de 1957 un terremoto con epicentro en las costas de guerrero sacudió de tal forma a la Ciudad de México, que derrumbó la estatua del Ángel de la independencia. Las consecuencias materiales no fueron tan graves, aunque muchos edificios quedaron dañados de forma permanente. Aproximadamente setenta personas perdieron la vida.
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